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El Obispo de Coria-Cáceres traslada un mensaje de esperanza de la Virgen de Guadalupe a las víctimas de incendios
El Obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, ha trasladado a los afectados por los incendios de este verano un mensaje de esperanza de la patrona de la comunidad, la Virgen de Guadalupe, en este 8 de septiembre, Día de Extremadura.
GUADALUPE (CÁCERES), 8 (EUROPA PRESS)
El Obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, ha trasladado a los afectados por los incendios de este verano un mensaje de esperanza de la patrona de la comunidad, la Virgen de Guadalupe, en este 8 de septiembre, Día de Extremadura.
"Es duro perder bienes, tierras, recuerdos, pero si tenemos hermanos, no estamos solos, nos cuidamos unos a otros", ha señalado Pulido en la homilía de la misa solemne del Día de Extremadura desde el Monasterio de Guadalupe, en alusión a un verano marcado por unos incendios en el que "la solidaridad ha sido más fuerte que el fuego".
"La esperanza, cuando es auténtica, se traduce en gestos concretos, compartir lo poco que se tiene, estar al lado de quien sufre, no dejar a nadie solo", ha expuesto el obispo de Coria-Cáceres, que este año ha presidido la misa pontificial.
Asimismo, han concelebrado la misa el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, el arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, el arzobispo de Plasencia, Ernesto Brotons. Así como los obispos eméritos de Segovia, el extremeño Ángel Rubio, y de Albacete, Ciriaco Benavente, también de esta comunidad. Y junto a ellos, el guardián del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, fray Vidal Rodríguez López, quien este año ha tomado el relevo a fray Guillermo Cerrato, destinado al Colegio San Antonio de Cáceres.
El Monasterio de Guadalupe ha sido el escenario este lunes de los actos religiosos del Día de Extremadura, que se conmemora este 8 de septiembre con motivo de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de la comunidad.
Así, tras la entrega de las Medallas de Extremadura que se celebraron en la noche de este pasado domingo en el Teatro Romano de Mérida, ya este lunes los actos se han trasladado al Monasterio de Guadalupe, donde se han dado cita las principales autoridades regionales.
En concreto, a la misa pontificial han asistido la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, así como la de la Asamblea, Blanca Martín; y la del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, María Félix Tena, el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, o los presidentes de las diputaciones de Cáceres, Miguel Ángel Morales, y de Badajoz, Raquel del Puerto, entre otras autoridades.
La jornada ha comenzado a las 8,00 horas con el Rosario de la Aurora y culmina con esta solemne misa pontifical con motivo del Día de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Extremadura. Tras la solemne misa, se celebra la tradicional procesión con la imagen de la Virgen por el claustro del Monasterio de Guadalupe.
Monseñor Pulido ha hecho también referencia a los conflictos de Ucrania y Tierra Santa, ha dicho, a la que ha definido como "una guerra inhumana donde las haya, que contemplamos estupefactos e impotentes en directo y que amenaza con extenderse sin remedio".
"Acabarán las guerras, las confrontaciones armadas, Dios quiera que pronto", ha deseado, aunque ha vaticinado que "desgraciadamente no será tan fácil acabar con los odios y las heridas que dejen".
Para quienes las sufre, y para quienes han padecido la oleada de incendios que es este verano ha "asolado" parte de Extremadura y otras zonas de España, la Señora de Guadalupe "tiene un mensaje", ha dicho, para añadir que "Nuestra Madre no puede permitir que perdamos la esperanza".
En este año jubilar de la Encarnación, la Madre de Dios "brilla en nuestro camino como el más logrado modelo y el más alto testimonio de esperanza", ha apuntado.
Tras la extinción de los incendios, ha remarcado que, sin embargo, aún "no se ha apagado la desolación y el abatimiento que han dejado a su paso". "La afectación material es muy grave, pero también lo es la postración anímica, ver cómo desaparece en unos instantes el ecosistema que ha crecido lentamente a lo largo de los años y los siglos y que constituye la riqueza, el patrimonio, la historia y la cultura, el modo de vida y la idiosincrasia de un pueblo", ha añadido.
Pero todavía, ha continuado, queda "esa esperanza que brota de la misma tierra y que nace de la gente del campo, que no tiene más remedio que despertar al día siguiente para salir adelante y construir un futuro mejor".
La esperanza es "el derecho de las víctimas, de los perjudicados, de los desfavorecidos. La esperanza es lo último que se pierde", ha exclamado.
La homilía ha finalizado con vivas a la Virgen de Guadalupe y a Extremadura, el "hogar" de los extremeños y su "casa común". Una Extremadura que "no está huérfana", pues tiene una "madre" que "infunde valor y esperanza para que creamos en nosotros mismos y en nuestras posibilidades".