El supermercado, un gasto que pesa en tu bolsillo

Hacer la compra mensual es, sin lugar a duda, lo que más dinero se lleva a final de mes en la mayoría de los hogares. De hecho, en ocasiones es tan elevada que algunas personas no dudan en recurrir a créditos online fiables para poder cubrir los gastos básicos.

Aunque nadie quiere endeudarse por comida, lo cierto es que una mala organización del presupuesto puede llevar a esa situación. Por es importante usar sabios métodos de ahorro que minimicen el tique de compra sin afectar por ello la calidad de lo que se consume.

Planificación: la clave para gastar menos

Ahorrar no empieza en la caja, sino en casa. Planificar los menús de la semana y anotar lo necesario marca una diferencia enorme. A cualquiera le ha pasado: entrar al supermercado con la idea de comprar “4 cosas” y salir con el carro lleno y 30 euros más gastados de lo previsto.

Una lista bien pensada es la cartografía de tu mes para no perderte entre miles de opciones tentadoras. Aunque te encantaría decir que donde más dinero se te va es en ocio o viajes, lo cierto es que la cesta de la compra supera ese presupuesto por goleada en la mayoría de los hogares y el tuyo no es una excepción.

Comparar precios, algo más que mirar etiquetas

Comparar precios no siempre es tan simple y hay que poner el foco de atención en el precio por litro o kg en lugar del tamaño. A veces, un paquete grande parece más barato, pero al hacer cuentas resulta que no lo es. Los productos de marca blanca son otro ejemplo claro: la diferencia en sabor es mínima y el ahorro es significativo.

Un ejemplo práctico: si una familia compra cada semana yogures de marca reconocida a 3,20 € el pack y cambia a la opción blanca a 1,80 €, en un año podría ahorrar más de 70 €. Parece una tontería, pero sumando pequeños ajustes se logra un impacto real en la economía del hogar.

Ofertas, promociones y trucos

Las promociones son un arma de doble filo. Comprar 2 unidades por el precio de una es un chollo solo si realmente vas a consumirlas. De lo contrario, ese “ahorro” se transforma en comida caducada. Aquí entra en juego la sensatez: aprovechar ofertas de productos básicos como arroz, pasta o legumbres sí merece la pena porque se conservan más.

No ir con hambre

Parece una broma, pero ir con el estómago vacío al súper multiplica las probabilidades de llenar la cesta con caprichos. Un estudio de psicología de consumo lo demostró hace años, y cualquiera que lo haya vivido lo sabe: los ojos compran más de lo que el cuerpo necesita.

Apps, cupones y tarjetas de fidelización

La digitalización ha llegado a todas partes y la cesta de la compra no es una excepción. Hoy, muchas cadenas ofrecen aplicaciones que permiten descargar cupones personalizados, acumular puntos o consultar ofertas antes de ir. Si se utilizan con constancia, a final de mes pueden suponer un ahorro equivalente a varias bolsas llenas.

Revisar el tique siempre

Puede parecer una manía, pero revisar el tique es una costumbre que evita errores. Más de un cliente ha descubierto que un descuento no se aplicó bien o que se cobró de más un producto repetido. Controlar ese detalle ayuda a cuadrar el presupuesto con precisión, tal y como señalan desde el portal Finanzas para Todos, una iniciativa de la CNMV, el Banco de España y el Ministerio de Economía.

Ahorrar sin renunciar a lo que importa

Ahorrar en el supermercado solo significa consumir de forma más consciente. Es un poco como organizar un viaje: si eliges bien las rutas y los tiempos, disfrutas más gastando menos. En el caso de la compra, implica pensar antes de meter el producto en el carrito y preguntarse: ¿lo necesito realmente?, ¿hay una opción más barata?

Al final, estos hábitos no solo alivian la cuenta del banco, también evitan el desperdicio de comida y fomentan una relación más equilibrada con el consumo. Y si la situación es complicada hasta el punto de tener que recurrir a un crédito, al menos contar con estas estrategias puede evitar que ese préstamo se convierta en una rutina mensual.