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Tecnología RFID: qué es y cómo funciona

Muchos profesionales, al enfrentarse por primera vez a este tipo de sistemas, se sorprenden por la facilidad con la que el RFID automatiza procesos.

26 septiembre 2025

Imagínate entrar en un almacén y, como por arte de magia, todos los objetos presentes se identifican y registran instantáneamente, sin que nadie tenga que escanear caja por caja. Así funciona la Identificación por Radiofrecuencia (RFID): hace posible controlar y rastrear grandes cantidades de artículos al mismo tiempo mediante el uso de ondas de radio, lo que revoluciona la logística, la seguridad y la gestión de inventarios en sectores variadísimos. A primera vista, parece un truco de magia, pero en realidad es fruto de una tecnología automatizada que ni necesita contacto visual ni la intervención directa de una persona.

Muchos profesionales, al enfrentarse por primera vez a este tipo de sistemas, se sorprenden por la facilidad con la que el RFID automatiza la captura y el registro de datos. Si quieres adentrarte en los detalles técnicos, una guía de funcionamiento de los chips RFID puede serte verdaderamente útil para entender cómo se produce esa comunicación casi instantánea y automática.

¿Cómo funciona un sistema RFID y qué componentes tiene?

En comparación con los códigos de barras, el RFID actúa a otra velocidad: no es necesario andar uno por uno. Eso sí, quienes trabajan con estos sistemas pronto descubren que entender todos sus componentes ayuda a aprovechar al máximo sus posibilidades. La magia empieza cuando varias etiquetas, incluso a distancia, pueden transmitir información a la vez, cambiando totalmente la dinámica tradicional de registro de productos.

Los componentes clave de un sistema RFID

  • Etiquetas RFID. Son la memoria y voz de cada objeto. Poseen un microchip para guardar un identificador (como si cada artículo tuviera DNI propio) y una pequeña antena para decirle al mundo “aquí estoy”.

  • Lector RFID. Unos lo comparan con un guardia de seguridad invisible porque detecta todo lo que pasa por su campo. Ejerce el papel de interlocutor: emite señales de radio y recibe la información de cada etiqueta.

  • Software de gestión (Backend). Si los datos fueran pescado fresco, este sistema sería el chef que los procesa para una receta específica: actualizar inventarios, dar acceso o trazar productos, todo desde un panel central.

Según varias industrias que confían en esta tecnología, las distintas soluciones en RFID disponibles permiten desde el control de acceso hasta el seguimiento en tiempo real de miles de activos. La flexibilidad ha seducido a pequeños comercios y gigantes industriales por igual.

El proceso de comunicación paso a paso

  1. El lector activa su campo y envía una señal silenciosa.

  2. Cualquier etiqueta dentro de ese rango recibe la energía y se pone en marcha, como si despertara de un sueño.

  3. La etiqueta utiliza esa energía para responder con los datos que guarda en su interior.

  4. El lector escucha y traduce la respuesta.

  5. Por último, el software recibe la información para procesarla o almacenarla según la necesidad del negocio.

Tipos de etiquetas: activas frente a pasivas

Al igual que pasa con los teléfonos móviles simples y los inteligentes, hay etiquetas RFID que solo funcionan cuando están cerca del lector y otras que tienen batería propia, lo que les da más alcance. Este matiz resulta clave para elegir el sistema correcto según el escenario.

¿Qué tipo de etiqueta es más común?

Es raro encontrar almacenes llenos de etiquetas activas, ya que estas suelen reservarse para controlar a distancia activos valiosos, como equipos informáticos. En cambio, las etiquetas pasivas dominan el mercado: son baratas, casi eternas y se usan en masas, desde bibliotecas hasta tiendas de ropa.

¿Para qué se utiliza la tecnología RFID en la práctica?

Hoy, sus aplicaciones van mucho más allá de lo imaginable. En logística, la RFID actúa como los ojos y el cerebro de la cadena de suministro: registra movimientos, evita sorpresas y resuelve problemas antes de que ocurran. Así, empresas pueden rastrear mercancía desde el fabricante hasta el estante de la tienda casi en tiempo real, logrando una eficiencia que hace unos años parecía propia de la ciencia ficción. No está de más mencionar que, en sanidad o retail, marcas y hospitales la usan tanto para gestionar inventarios como para evitar pérdidas, optimizando recursos y mejorando servicios de forma notable.

  • En el sector médico, facilita el control de equipos y expedientes, y ayuda con zonas sensibles de acceso restringido.

  • En eventos multitudinarios, la RFID hace posible el acceso rápido y seguro.

  • Empresas tecnológicas y bibliotecas aprovechan su capacidad para localizar activos sin tener que revolverlo todo.

Aplicaciones en logística y cadena de suministro

De todas las áreas, la logística se lleva la palma. El control automatizado de stock, la recepción ágil de mercancía y la trazabilidad transparente elevan la gestión al siguiente nivel.

Usos en otros sectores clave

No solo en logística, sino en múltiples ámbitos, el RFID demuestra su utilidad cada día: en supermercados, hospitales, infraestructuras de transporte o la administración de préstamos en bibliotecas.

Ventajas y desafíos de la implantación de RFID

Claro que no todo es sencillo. Si bien la RFID ofrece ventajas de peso (como automatización y reducción drástica de errores), también plantea desafíos importantes que las empresas no pueden pasar por alto. Por ejemplo, la inversión inicial y la necesidad de evitar interferencias. No obstante, aquellos que saltan a esta tecnología ven pronto los frutos en competitividad y fiabilidad, incluso en ambientes complicados, como almacenes húmedos o sucios donde otras tecnologías tropiezan.

Principales beneficios

  • Mayor eficiencia operativa al reducir enormemente los tiempos destinados a tareas repetitivas.

  • Disminución de errores humanos donde antes dominaba el trabajo manual.

  • Más seguridad y visibilidad en entornos de riesgo.

  • Capacidad de mantener el control incluso cuando las condiciones no acompañan.

Consideraciones a tener en cuenta

  • El coste inicial puede asustar a algunos, aunque muchas veces esta inversión se recupera más rápido de lo que parece.

  • Los metales o líquidos pueden fastidiar el funcionamiento, así que la planificación resulta crucial.

  • Siempre hay que poner atención al manejo de datos y la privacidad, sobre todo si se rastrean personas o información sensible.

En definitiva, la RFID se está convirtiendo en un aliado insustituible para cualquier empresa que quiera digitalizarse y competir con inteligencia en la era de la información.

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