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22 octubre 2025 | Publicado : 12:54 (22/10/2025) | Actualizado: 12:55 (22/10/2025)
Aprovechando que el pasado mes de agosto se celebró una nueva entrega del Festival de Cine de Terror de Arroyo de la Luz y, por otra parte, que estos días la Taberna Literaria Sir Lancelot de Cáceres acoge un ciclo fílmico de relatos de terror de Sherlock Holmes en el Cine, llamado “La letra con sangre entra”, hemos querido repasar el estado de salud de este género cinematográfico en nuestro días.
Catalogado, en ocasiones, como una temática menor, el terror ha pasado por todo tipo de etapas y momentos de forma. Desde la ambientación asfixiante de Psicosis (1960) hasta los clichés de las películas de principios del 2000, pasando por la atmósfera y el desamparo que provoca Alien (1979).
La historia del “cine de miedo” alberga todo tipo de títulos que han consagrado a directores; sólo hay que pensar en Tiburón (1975) y Spielberg. Pero también han representado notables tropiezos; y si no, que se lo pregunten a John Carpenter, tras rodar La Cosa en 1982 (pese a que acabó por ser un film de culto, el estreno fue un desastre).
No son pocas las ocasiones en las que se ha querido revitalizar el género con propuestas francamente interesantes. A veces, desde el mismo corazón de los grandes estudios, como en Scream (1996); en muchas otras, a través de un cine independiente que, con medios limitados, ha conseguido un efecto sorprendente en los espectadores; en la memoria de los aficionados estará The Blair Witch Project (1999).
En los últimos tiempos, hemos asistido al estreno de algunos productos de auténtica calidad. La saga de Expediente Warren (especialmente, las dos primeras entregas) aportan un canguelo al espectador que no se conseguía desde hacía años. Más recientemente, Hereditary (2018) ha representado un soplo de aire fresco para esta temática del séptimo arte.
Precisamente, el presente del terror parece dividido en dos grandes tendencias. Un ámbito oscuro, representado por títulos como la propia Hereditary o Midsommar (2019); para aquellos que disfrutan (aunque parezca contradictorio) pasándolo mal. También Presence (2024), del aclamado y poco prolífico en estos lares Steven Soderbergh.

Y otro que estaría personificado con aquellas producciones que incorporan elementos de acción e, incluso, un punto de humor; Get Out (2017) de Jordan Peele o Evil Dead Rise (2023) pueden considerarse exponentes. Háblame (2022) estaría a caballo entre ambas categorías.
Se agradece enormemente que el género, a diferencia de lo que ocurre con otros registros, no esté abusando de los remakes y reboots. Algunos han sido inevitables, claro, como las constantes adaptaciones o referencias a La Matanza de Texas (1974), o la terrible versión que realizó Gus Van Sant de Psicosis en 1998.
Sin embargo, aún tratándose de un universo en el que no siempre resulta fácil innovar, existen productos míticos que han perdurado sin ser “atacados” en el presente, a través de intentos de actualización. Véase el notable caso de La Semilla del Diablo (1968), si bien es cierto que hubo una miniserie en 2014; o El Resplandor (1980), pese a la interesante continuación creada por Flanagan (Doctor Sueño, 2019).
Por otra parte, sigue existiendo un notable grueso de aficionados al cine terrorífico y sus subgrupos que parecen asegurar un futuro al género y sus producciones. Al mismo tiempo, algunos ciclos y festivales (Sitges, quizás, sea el más emblemático), mantienen la llama viva, con presencia en la actualidad, en medios y redes sociales.
Y no hay que olvidar que este tipo de historias ha invadido, históricamente, otros formatos. No contamos la literatura, pues es anterior en el tiempo; pero sí los cómics y las novelas gráficas. Y, más recientemente, los videojuegos o, incluso, puede verse esta temática en los juegos de casino online de Betway y de otras plataformas especializadas. Sin olvidar ropa, muñecos y otro merchandising que aportan una estética única.
Pero este futuro se mezcla con el presente más inmediato. Recientemente hemos asistido a la última entrega de la saga de The Conjuring; mientras aún celebramos el Sinners (2025) de Peele. Y pronto tocará valorar la enésima versión de Frankenstein, esta vez creada por Guillermo del Toro, o lo más nuevo de Sam Reimi (Send Help). Queda terror en el celuloide para rato. De eso no hay duda.
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