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09 junio 2025
En el restaurante Miga Eustaquio Blanco, enclavado en el corazón de la Ciudad Monumental de Cáceres, el vino toma ahora una nueva dimensión.
El local —reconocido con una mención en la Guía Michelin y otra en la Guía Repsol— inicia una nueva etapa con el lanzamiento de su proyecto de bodega, liderado por el sumiller Elías Rodríguez, formado en la Escuela Europea del Vino y apasionado divulgador a través del podcast La Paradoja Francesa.
Esta nueva propuesta nace con la intención de representar vinos que hablen de su origen, sin artificios ni solemnidades, pero con una profunda carga cultural.
Una propuesta ambiciosa y pedagógica que busca acercar al comensal a vinos con sentido, origen y diversidad geográfica. La nueva carta se construye como un recorrido narrativo por territorios vinícolas de España, Portugal y el Viejo Mundo.
Organizada de forma clara e intuitiva, agrupa los vinos en familias como España Atlántica, Centroeuropa, Jerez, Extremadura con sentido o Volcanes, ofreciendo al cliente una orientación sencilla sin renunciar a la profundidad.
Elias Rodríguez señala que “no buscamos deslumbrar con etiquetas. Queremos que quien se siente en Miga entienda lo que bebe, descubra de dónde viene ese vino y por qué lo hemos elegido”, añadiendo que “la carta no solo debe acompañar a la cocina: debe contar algo, provocar conversación, y a veces, sorprender”.
Entre las referencias extremeñas, el proyecto se apoya en tres pilares: Pago los Balancines, con una propuesta consolidada y reconocida dentro y fuera de la región; Recuero, que trabaja variedades autóctonas de Sierra de Gata; y la Bodega Prelvm, especializada en elaboraciones en ánfora en Tierra de Barros. Vinos con personalidad y arraigo, seleccionados no solo por su calidad, sino por su capacidad para representar el paisaje que los vio nacer.
Además del enfoque regional, Miga abre también la puerta a grandes nombres del Viejo Mundo, como Roberto Voerzio (Piamonte, Italia), Maximin Grünhaus (Alemania) o Jean Foillard (Beaujolais, Francia), con la intención de europeizar su carta y consolidarse también más allá del ámbito local.
Junto con ello, añade que “queremos abrirnos sin perder el arraigo. Incluir estos productores internacionales nos ayuda a ampliar horizontes con coherencia”.
Vinos por copa y fuera de carta: otra manera de elegir
Miga apuesta también por una carta de vinos por copa, especialmente pensada para dar visibilidad a vinos extremeños.
“Es una herramienta clave para quien quiere explorar sin comprometerse a una botella”, señala Rodríguez. “Y nos permite democratizar el acceso a propuestas que a veces quedan relegadas en carta”.
Junto a esta opción, el restaurante introduce un nuevo formato de vinos fuera de carta, pensados para ofrecer al cliente propuestas estacionales o menos habituales que no aparecen en la carta impresa.
“Recuperar el valor de la recomendación directa en sala también es una forma de cuidar la experiencia. La sorpresa bien gestionada es una forma de hospitalidad”, comenta el sumiller.
El vino como experiencia
La carta de vinos de Miga no se limita al acompañamiento gastronómico. Se plantean encuentros, eventos y presentaciones que refuercen el valor cultural del vino.
El primero de ellos, previsto para septiembre, será la presentación de la nueva carta de vinos de Jerez, en un evento en la terraza del restaurante con invitados del mundo del vino y maridaje gastronómico en un formato abierto, cercano y participativo.
“Queremos que se pierda el miedo a hablar de vino, a preguntar, a decir ‘no entiendo’. Nuestra idea no es sentar cátedra, sino generar curiosidad”, apunta Elías.
Cocina de memoria, presente y vínculo
El nuevo proyecto líquido dialoga con una cocina que ha hecho del producto y la memoria sus señas de identidad. En su carta, destacan platos como las emblemáticas migas del maestro, con torreznos y huevo campero, un homenaje directo a Eustaquio Blanco, figura clave de la cocina extremeña del siglo XX y padre de las fundadoras de Miga.
Completan la propuesta creaciones como los raviolis de ternera extremeña con Bloody Mary hecho al momento, el rape sobre ajoblanco extremeño, la alcachofa con vieira a la brasa y crema de apionabo, o el bizcocho borracho con licor de gloria, que renueva el apartado dulce con un claro guiño al recetario tradicional.
Un proyecto con vocación de continuidad
“Miga siempre ha sido una cocina que une. Con el vino queremos reforzar ese vínculo”, concluye Elías Rodríguez.
“Mi objetivo a medio plazo es formar un equipo que entienda esta carta como propia, y que cada cliente salga no sólo satisfecho, sino con la sensación de haber aprendido algo, de haber compartido algo más que una comida”.
Con esta nueva etapa, Miga consolida su apuesta por la excelencia desde la cercanía, haciendo del vino una parte central de su propuesta gastronómica y cultural.
Sobre Miga Eustaquio Blanco
En el centro histórico de Cáceres, Miga es un homenaje a la cocina extremeña desde la honestidad, la cercanía y el producto de temporada. Inspirado por el legado de Eustaquio Blanco, uno de los cocineros más influyentes de la región, el restaurante ha sido reconocido con una mención en la Guía Michelin y otra en la Guía Repsol por su propuesta basada en el respeto a la tradición, la calidad local y una mirada contemporánea.
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