Profesionales sanitarios reclaman mayor número de geriatras y su integración en hospitales

Profesionales sanitarios de Atención Primaria, Urgencias y centros residenciales han reclamado un mayor número de geriatras, así como su integración en todos los hospitales, para hacer frente al "progresivo" envejecimiento de la población.

"Es fundamental reconocer la fragilidad como una condición prevenible y tratable (...) La implementación de programas de formación y la integración de herramientas prácticas en la atención diaria son pasos clave para mejorar la atención a las personas mayores", ha afirmado el jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Central de la Cruz Roja, el doctor Javier Gómez, durante un curso para actualizar la atención de este tipo de pacientes, del que ha sido coordinador.

Durante el encuentro también se ha señalado que la presencia de este tipo de especialistas ayudará a garantizar una atención más "coordinada", "eficiente" y "centrada" en las necesidades de estas personas, que representan el 18 por ciento de los mayores de 65 años en España, con una prevalencia que aumenta "significativamente" con la edad hasta alcanzar un 28,6 por ciento a partir de los 80 años.

"Todos los profesionales en el momento actual de envejecimiento poblacional en el que vivimos enfrentan desafíos, como la identificación precoz de la fragilidad, la coordinación entre niveles asistenciales, la gestión de múltiples comorbilidades y la toma de decisiones en contextos de incertidumbre clínica", ha añadido.

Gómez también ha resaltado la importancia de fomentar una cultura de trabajo en conjunto entre profesionales y pacientes, de forma que se respeten sus "valores y preferencias", sobre todo en aquellas situaciones clínicas más complejas.

Por otro lado, el especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Centro de Salud Burguillos del Cerro (Badajoz), el doctor Carlos Hernández Teixidó, ha abordado la relación entre la diabetes tipo 2 y la fragilidad en personas mayores.

El doctor Hernández ha subrayado la necesidad de adoptar un enfoque individualizado en estos casos, de forma que se contemple tanto el control glucémico como la situación funcional del paciente, y priorizando siempre tanto la seguridad del tratamiento como la calidad de vida.

"El deterioro funcional progresivo y la pérdida de reserva fisiológica hacen que, en personas mayores frágiles, el manejo de la diabetes deba basarse en decisiones terapéuticas prudentes, con objetivos realistas y tratamientos bien tolerados", ha agregado, tras lo que ha destacado que los inhibidores de la DPP4 (iDPP4) constituyen una alternativa "eficaz y segura" para este perfil de pacientes, pues no se asocia con hipoglucemias ni con efectos adversos relevantes.

Por último, ha recalcado la importancia de valorar la fragilidad como un factor modificador del riesgo cardiovascular, así como de adaptar la intervención clínica al contexto de cada pacientes, pues no hay "dos iguales", lo que hace "fundamental" llevar a cabo una evaluación de la relación entre indicación, beneficio clínico y potencial riesgo de efectos adversos antes de iniciar o intensificar cualquier tratamiento.